La pasada semana recibí a mi cuenta de red social un video de una anciana bailando sóla en plena luz del día y en medio de la acera; bailaba sin perder un solo compas de la música, sin necesidad de un parejo que la guiara, con la libertad de que no pisaría a nadie, sin temor a que el moño se le cayera, bailaba a sus anchas, que de seguro algún espectador reventase por bailar con ella. La bailarina estaba feliz, y es que ser feliz es su derecho. Ser feliz es un derecho que toda persona de edad avanzada tiene garantizado. Y como todo derecho es rogado y exigible.
Toda persona de edad avanzada, residente en Puerto Rico, goza de una carta de derechos la cual garantiza el disfrute a una vida plena, colmando ello en los mejores servicios médicos, techo seguro, transportación, protección a su persona y propiedades, entre otros. La Ley Núm. 121 de 12 de Julio de 1986, según enmendada, conocida como la Ley de la Carta de Derechos de la Persona de Edad Avanzada asegura que toda persona dentro de este reglón tendrá derecho a:
vivir en un ambiente de tranquilidad, respeto y dignidad;
– derecho recibir el pan de cada día;
– a un techo digno donde vivir;
– a recibir transportación;
– vivir libre de presiones, coacciones y manipulaciones por parte de cualquiera, incluyendo familiares;
– a tomar sus propias decisiones;
– a trabajar considerando sólo sus capacidades y conocimientos, no su edad;
– a ser escuchado y consultado en todos sus asuntos;
– escoger con quién o dónde desea vivir;
– rodearse en un ambiente de amor, comprensión y sosiego;
– hacer deportes, recrearse;
– estar protegido de abusos físicos, emocionales o psicológicos (vengan de quien vengan);
– no ser restringido u obligado a permanecer en un lugar en contra de su voluntad;
– a llevar una vida privada;
– a asociarse, pertenecer a clubes sociales;
– congregarse en la iglesia de su preferencia;
– escoger gobernantes;
– recibir correspondencia y que no sea abierta sin su permiso;
– entablar acciones legales;
– entre otros derechos.
Tener un derecho es tener poder, facultad, privilegio de hacer o no hacer; facultad de ser libre en acción y pensamiento; derecho que, respetado lector, te lo dan las canas. Simple y sencillo, privilegio que el mero paso de haber vivido 60 años hacen que los hayas ganado.
Por cuanto eres persona de edad avanzada,
Por cuanto existen leyes, obligaciones y derechos que te amparan,
Por cuanto este espacio del grupo hermoso de Grown Ups se ha abierto para orientarles a conocerlos…
Por tanto desde hoy en adelante, baila feliz como si nadie te estuviera viendo.
Por:
Lcda. Jessika D. Padilla Rivera, JD, LLM
Abogada Notario
(787)279-4420
jkpadilla@hotmail.com