Adultos Mayores en Puerto Rico, Nuevos Retos

Todos hemos escuchado acerca del envejecimiento de la población y de cómo cada día la población de adultos mayores va en aumento. Todos tenemos o conocemos a alguien que está lidiando con el cuidado de un familiar adulto mayor y conocemos cuán difícil resulta para los familiares que de alguna forma ayudan a un adulto mayor, o cuán crítico puede resultar para la salud y seguridad de un adulto mayor, el no tener ninguna ayuda.

¿Por qué cada vez se hacen más comunes los casos de ancianos desprovistos de sus necesidades más básicas? ¿Por qué nadie se da cuenta de cómo viven?

En el siglo pasado, ocurrieron una serie de cambios sociales en Puerto Rico, que hoy en día nos afectan. Los avances en la ciencia provocaron un aumento vertiginoso en el número de miembros de una familia, pero por otro lado, eventualmente la necesidad provocaría que la mujer saliera del hogar para integrarse a la fuerza laboral. Los roles de cuidadora, tanto de niños como de adultos mayores, que automáticamente asumía la mujer en aquel entonces, quedaron vacantes ante la incursión de la mujer, en la fuerza laboral.
Por algún tiempo, como un tipo de regla general no escrita; la responsabilidad caía sobre las hijas mayores de cada familia. Estas eran sacadas de la escuela, para asumir el cuidado de los adultos mayores y la crianza de los hermanos menores. Sin embargo, otros cambios sociales y demográficos, han dificultado cada vez más el que los adultos mayores reciban el apoyo necesario.

Las redes de apoyo sociales para un adulto mayor, son sumamente importantes. En la medida en que las relaciones sociales de un viejo disminuyen, así también disminuye su expectativa de vida, sus funciones cognoscitivas, y aumenta su riesgo de incapacidad y morbilidad. Las redes de apoyo social, facilitan que el adulto mayor tenga accesos a información y otros recursos. Estas redes de apoyo, eran provistas antes por el entorno familiar, dado el concepto de familias extendidas, en donde coexistían en una misma comunidad, el adulto mayor con sus hijos, yernas y nietos. Esto se conoce como redes de apoyo informal, en el que familiares, vecinos y amigos brindan apoyo al adulto mayor, sin mediar algún tipo de remuneración económica por su ayuda. Sin embargo, los cambios sociales y demográficos que hemos experimentado, no solo han hecho que el tamaño de las familias disminuya significativamente, sino que también esta familia extendida viva separada del adulto mayor. Además, hoy en día no es tan común que los vecinos se conozcan y compartan entre ellos. Por otro lado, la vulnerabilidad que perciben los adultos mayores, los lleva a encerrarse en el entorno que conocen y en el que hasta cierto punto controlan y se sienten seguros, su hogar.

Ante esta necesidad, existen otras redes de apoyo que surgen del desarrollo de política pública junto a iniciativas de otras organizaciones. Las redes de apoyo formal, son todas aquellas entidades gubernamentales y privadas, que ofrecen algún tipo de ayuda a adultos mayores. Organizaciones como Care Givers, La Procuraduría de Personas de Edad Avanzada, Cruz Roja Americana, Transita y muchas otras, son redes de apoyo formal que brindan algún tipo de servicios a la población de adultos mayores, a través de asignaciones de fondos públicos o de algún costo por el servicio.

El gran reto, es la suma de otros

Factores socio-económicos que cada vez complican más, el que adultos mayores gocen de redes de apoyo formales e informales, que tan necesarias resultan para ellos. Como si no fuera suficiente el hecho de que las familias son cada vez más pequeñas, la crisis económica ha provocado la emigración masiva de personas y familias jóvenes, dejando atrás en muchos casos a sus familiares adultos mayores con una red de apoyo informal cada vez más pequeña o inexistente.

La situación económica de los adultos mayores, dificulta en gran manera el acceso a servicios de agencias privadas. Esto a su vez, complica y sobre carga aquellas redes de apoyos formales del estado, que cada vez tienen más personas que atender, con menos recursos humanos y económicos.

Por otro lado, el aislamiento de muchos adultos mayores, los vuelve prácticamente invisibles en sus comunidades y ante el estado, y no es hasta que lamentablemente surge una tragedia, que el estado puede identificar o más bien reaccionar a las necesidades del adulto mayor. Lamentablemente, muchas veces es muy tarde.

La población de adultos mayores, cada vez irá en aumento, y como consecuencia de esto, la demanda de mayores servicios y redes de apoyo. El panorama futuro es bastante complicado, y la asignación de fondos públicos para nuevos proyectos aún más. Es imperativo, que seamos creativos e innovadores en la creación de iniciativas salubristas, que ayuden al fortalecimiento de estas redes de apoyo. El cooperativismo y la auto gestión comunitaria, ha probado dar buenos resultados en otras iniciativas de carácter social, lo que nos invita a analizarlos y explorar nuevas alternativas para el fortalecimiento de las redes de apoyo y otros servicios para adultos mayores. Un primer paso, estudiemos nuestras comunidades, volvamos a conocer a nuestros vecinos, identifiquemos cuáles son las necesidades de nuestra comunidad, no solo la nuestra. Este primer paso podría proveerle a un adulto mayor de una red de apoyo que pudiera salvarle la vida o simplemente mejorarla.

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